Por fin tengo un hueco para escribiros el primer post de 2018 y, antes de que se me olvide, quisiera desearos un súper FELIZ AÑO NUEVO. Espero que esta etapa, que acaba de comenzar, venga cargada de buenos propósitos, mucha salud, felicidad y éxitos en todos vuestros proyectos. Yo he empezado 2018 algo pachucha. Como ya os comenté en el post anterior, no ando demasiado inspirada últimamente, es por eso que estoy un poco off de todo este mundo cocinillas que tanto me gusta.
Esta semana, me gustaría proponeros un esponjoso y delicioso bizcocho de yogur, muy sencillo de elaborar e ideal para tomarlo como desayuno o merienda en esta época de frío, acompañando a un té, o café, e igualmente para sorprender a nuestros seres queridos en ocasiones especiales como, por ejemplo, el Día de San Valentín o en Navidad. Queda buenísimo, súper jugoso y, como podéis apreciar, bastante altito; para que os hagáis una idea, lo estoy preparando en un molde rectangular, tipo plum cake, que mide 27,5 x 14 x 7 cm. En esta ocasión, opté por aromatizarlo con la ralladura de una naranja y agregué algunas pepitas de chocolate negro, ya que es una combinación que suele triunfar casi siempre; es sacarlo del horno y, en cuestión de minutos, desaparece como por arte de magia y el olorcito que deja en la cocina es espectacular, no tiene precio.
Además, este rico bizcocho se hace muy rapidito y resulta perfecto para prepararlo en compañía de los más peques de la casa, ya que para medir las cantidades de los ingredientes que vamos a necesitar, utilizaremos un envase de yogur de 125 gramos, con lo que conseguiremos que el proceso de elaboración sea mucho menos engorroso y más divertido. De hecho, recuerdo que la receta clásica de este bizcocho, aparecía en uno de los libros que usaba cuando iba al colegio, allá por los años 90. Cuando mi madre se dio cuenta de que una de las actividades que nos proponían era la preparación de un bizcocho de yogur, enseguida quiso probar y experimentar para ver qué tal estaba y, yo, encantadita de la vida, mirando cómo lo hacía con mis ojos de niña que quieren curiosearlo todo e intentando ayudar en lo que podía jeje. Lo disfrutamos más de dos veces y me acuerdo que quedaba súper blandito y muy, muy rico, aunque en aquella ocasión no lo aromatizamos con ralladura de naranja, tampoco adicionamos las pepitas de chocolate y, en lugar de aceite de girasol, añadimos aceite de oliva, tal y como indicaba el ejercicio del libro.
Espero que os encante esta idea y os animéis a prepararla. Os dejo, como siempre, el proceso por escrito por si tuvierais alguna duda. Si hacéis alguna de las delicias del blog, podéis enviarme vuestras fotos a mi correo: belenru16@hotmail.com. Los resultados de vuestras creaciones, aparecerán en próximos vídeos. No olvidéis que podéis imprimir ésta y todas las recetas que se publican en el blog, pinchando en el botón "imprimir receta". Muchas gracias por vuestro siempre apoyo y por todos los comentarios amables que me dejáis a través de Youtube.
Un abrazote gigante,
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Plato: desayuno | merienda
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Ingredientes
- 3 huevos camperos, separados en yemas y claras, y a temperatura ambiente
- 1 yogur natural, sin azúcar y a temperatura ambiente (125 gramos)
- 3 medidas de yogur de harina de trigo
- 2 medidas de yogur de azúcar moreno
- 1 medida de yogur de aceite de girasol
- 1 pizca de sal
- La ralladura de una naranja (evitando la parte blanca)
- 4 cucharadas de pepitas de chocolate negro
- 1 cucharadita de levadura química (polvo para hornear)
Preparación
- Precalentaremos el horno a 170 ºC por arriba y abajo.
- En un cuenco, mezclaremos las yemas, el yogur, el azúcar moreno y el aceite de girasol.
- Agregaremos la harina y la levadura, con un colador, y mezclaremos a movimientos envolventes hasta que quede todo bien integrado.
- Incorporaremos la ralladura de naranja, las pepitas de chocolate y mezclaremos solamente un poco para integrarlo todo bien.
- En el recipiente en el que tenemos reservadas nuestras claras, suelo usar el vaso de la batidora, echaremos la pizca de sal.
- Las batiremos hasta llegar a punto de nieve: sabremos que están listas porque cuando volteemos el recipiente, éstas no se caerán.
- Incorporaremos nuestras claras montadas a punto de nieve, en dos veces y a movimientos envolventes.
- En un molde (medidas: 27,5 x 14 x 7 cm), que habremos engrasado con aceite y enharinado, verteremos nuestra masa. Dando unos golpecitos, con el molde en la encimera, para que ésta quede bien asentada.
- Hornearemos nuestro cake unos 45 minutos a 170 ºC, por arriba y abajo, colocando el molde en el centro de la bandeja.
- Pasado el tiempo, lo sacaremos del horno y dejaremos enfriar unos 15 minutos. Sabremos que está perfectamente cocido, porque pinchando con un palillo, éste saldrá completamente seco.
- Desmoldaremos y dejaremos enfriar del todo sobre una rejilla.
- Espolvorearemos un poco de azúcar glas con un colador y listo: esponjosito, jugoso y delicioso.
A disfrutar 🤗🤗
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