28 diciembre, 2017

Roscón de Reyes relleno de nata


    ¡Por fin estoy de vuelta por el blog! Hacía tiempo que no escribía y si tengo que ser sincera, lo echaba mucho de menos. He estado tan liada últimamente, que no encontraba el hueco ni tampoco la concentración necesaria para contaros cositas interesantes y curiosas, sobre las recetas que voy publicando.


La delicia que os propongo hoy, llevo años experimentándola. Se trata de un clásico de nuestra Navidad: un roscón de Reyes, en esta ocasión, relleno de nata. Un dulce tradicional con el que disfrutamos cada Día de Reyes, rodeados de nuestra familia, a la vez que descubrimos y abrimos los regalos que Sus Majestades de Oriente, nos han dejado bajo el arbolito, junto a los zapatos que colocamos con tanta ilusión la noche anterior. Tengo que confesaros que esta vez no puse sorpresas, pero porque no encontré las figuras que normalmente uso para este tipo de peripecias. Pese a ello, si queréis, podéis esconderlas en el roscón, envueltas en papel film, una vez lo hayáis horneado, partido por la mitad y antes de rellenarlo con la nata. ¡Queda buenísimo! Al probar el primer bocado, me vino un recuerdo de aquellas tardes de antaño en las merendábamos este rico pastel, en casa de los abuelos: el sabor, con un ligero toque a naranja, es súper parecido a los roscones de aquellos tiempos y lo mejor de todo, no es tan complicado como parece. Simplemente hay que seguir algunos truquitos, como los que os indico en el vídeo y en el proceso por escrito, y ya veréis que vais a obtener una masa más rica y natural, que las que nos venden en las pastelerías y supermercados.


El origen de este gustoso manjar, se remonta al mes de diciembre del siglo II antes de Cristo, cuando, después de una larga temporada de duros trabajos en el campo, tenían lugar las esperadísimas fiestas Saturnales. Unas celebraciones paganas que se llevaban a cabo para rendir homenaje a Saturno, dios de la agricultura y las cosechas, en las que se festejaba el fin del período más oscuro del año y daba comienzo la época de resplandor. Durante estas fechas, los esclavos podían permitirse ciertos lujos: no trabajaban, organizaban verbenas y preparaban una torta de miel, que adquirió gran popularidad, a la que agregaban frutos secos, higos y dátiles. Sin embargo, la práctica de ocultar el haba, considerada como símbolo de fertilidad y prosperidad en aquella época, se estableció a lo largo del siglo III después de Cristo. Así pues, la persona que se la encontrase, mientras estuviera disfrutando de una ración de este maravilloso dulce, gozaría de una vida llena de felicidad por el resto del año. Tiempo después, cuando el cristianismo se implantó como religión oficial del Imperio romano, las festividades paganas, como las Saturnales, desaparecieron. No obstante, ciertas costumbres, como la de la torta, más tarde rosca, con el haba escondida, se mantuvieron con ciertas modificaciones, en algunos sitios y a lo largo de los siglos.


En Francia, concretamente, esta práctica continuó teniendo gran aceptación entre la aristocracia y los miembros de la realeza, cuando celebraban la fiesta de "El Rey del haba" (Le Roi de la fève). Digamos que estamos ante el origen de lo que hoy conocemos como Día de Reyes. En el siglo XVIII, un cocinero eslavo de la Corte Real, empeñado en hacer feliz al monarca Luis XV de Francia, optó por preparar, para la fiesta de la Epifanía, un roscón típico de su tierra en el que escondió como sorpresa, un medallón de oro, diamantes y rubíes que compró gracias a la ayuda de otros compañeros de oficio. Luis XV quedó tan sorprendido y maravillado con esta idea, que decidió darla a conocer a la aristocracia francesa y europea, sustituyendo el medallón por monedas. De esta forma, durante el siglo XVIII, llegaría la tradición a España, donde la acogida fue tan positiva que se extendió al pueblo y a las colonias españolas de América. El rey Felipe V de España, siguió fomentando la costumbre de ocultar monedas y habas en el interior de los roscones, salvo que en esta ocasión, el haba, al considerarse de menor valor que la moneda, pasó a convertirse en lo que nadie deseaba obtener. En nuestros días, la moneda ha sido sustituida por figuritas de cerámica: el afortunado/a que logre encontrarla, será coronado/a como rey/reina de la fiesta, mientras que el/la desafortunado/a que dé con el haba, deberá pagar la rosca del año que viene, siendo declarado/a, por el resto de los miembros presentes en la celebración, como el tonto del haba (de aquí viene el insulto tontolaba jeje).



Espero que os haya gustado el post y la original historia del roscón de Reyes. Os dejo, como siempre, con la receta escrita, por si tuvierais alguna duda. No olvidéis que podéis imprimir ésta y todas las recetas que se publican en el blog, pinchando en el botón "imprimir receta". Muchas gracias por vuestro siempre apoyo y por todos los comentarios amables que me dejáis a través de Youtube.
Un besazo gigante,





Tiempo: 5 horas    Comensales: 6-8

País: España | Francia | Portugal | Latinoamérica
_____________________


Ingredientes
  • 28-30 cucharadas de harina de trigo de fuerza y tamizada
  • 2 huevos camperos a temperatura ambiente
  • 5 cucharadas de azúcar blanco
  • 60 gramos de mantequilla sin sal y blandita
  • 1 cucharadita de levadura seca de panadero
  • 125 ml de leche templada (he usado semidesnatada)
  • 1 cucharada de agua de azahar
  • La ralladura de una naranja, evitando la parte blanca
  • 1 pizca de sal fina

Decoración
  • Fruta escarchada al gusto
  • Escarcha de azúcar: 1 cucharada de azúcar blanco y ¼ de cucharadita de agua

Nata
  • 500 ml de nata, o crema para batir, al 35 % de materia grasa y fría
  • 4 cucharadas de azúcar blanco

Preparación
  1. En el vaso en el que tengamos la leche templada, agregaremos la levadura, 1 cucharada de harina y 1 cucharada de azúcar.
  2. Mezclaremos un poco, cubriremos con film transparente y dejaremos reposar 20 minutos a temperatura ambiente.
  3. Pasado el tiempo, veremos que se nos han formado unas burbujas; ello nos indica que la levadura se encuentra en buen estado.
  4. En un bol, añadiremos 9 cucharadas de harina, la mezcla de leche, levadura, azúcar y harina, las 4 cucharadas de azúcar restantes, 1 huevo, la mantequilla blandita, el agua de azahar, la ralladura de naranja y 1 pizca de sal fina.
  5. Mezclaremos. No importa si nos quedan grumos de mantequilla sin integrar.
  6. Añadiremos más harina, de 3 en 3 cucharadas, mezclando cada vez, con una cuchara, hasta que no podamos seguir removiendo. En mi caso fueron 9 cucharadas más.
  7. Espolvorearemos 1 cucharada de harina en la encimera y sobre ésta colocaremos nuestra masa.
  8. Notaremos que la masa está muy pegajosa. Iremos agregando harina de cucharada en cucharada, incorporándola con las manos y amasando cada vez que añadamos harina. En mi caso, fueron 7 cucharadas más y una vez que las añadí, dejé la masa descansar 5 minutos.
  9. Pasados los 5 minutos, seguiremos amasando unos 8 minutos más, echando más harina, si vemos que la masa se sigue pegando en la encimera, y siempre de cucharada en cucharada para evitar el exceso y no nos quede una masa demasiado pesada. En este caso agregué 1 cucharada más.
  10. Observaremos que nuestra masa ha alcanzado el punto óptimo porque ya no se pegará en la encimera, tampoco en los dedos, la notaremos más elástica y, cuando tomemos un trocito de la misma, se nos formará una especie de membrana, al estirarla con las manos.
  11. Con un poquito de mantequilla, hidrataremos la masa. La depositaremos en un bol profundo, tapando éste con film transparente, y vamos a dejarla reposar en un lugar templado, unas 2 horas o hasta que duplique su tamaño. En mi caso la puse al lado de un brasero.
  12. Pasado el tiempo, amasaremos un poco la masa para eliminar el exceso de aire.
  13. En la bandeja del horno, colocaremos un papel sulfurizado y sobre éste nuestra masa.
  14. Para hacer la forma de roscón, vamos a hacer un agujero en el centro de la masa con ayuda de nuestros dedos. 
  15. Iremos dando vueltas a la masa, para ir estirándola, hasta alcanzar un diámetro de unos 20 cm.
  16. Pondremos nuestro roscón en la bandeja del horno y sobre éste otro papel sulfurizado y dejaremos reposar en un lugar templado, 2 horas y media o hasta que doble su tamaño.
  17. Pasado el tiempo, precalentaremos el horno a 160 ºC por arriba y abajo, 10 minutos.
  18. Mientras tanto, batiremos el otro huevo y pintaremos el roscón con ayuda de una brocha.
  19. Para decorarlo, vamos a utilizar fruta escarchada a nuestro gusto y una escarcha de azúcar, que haremos mezclando 1 cucharada de azúcar con 1/4 de cucharadita de agua.
  20. Hornearemos el roscón a 160 ºC por arriba y abajo entre 30-35 minutos o hasta que esté dorado.
  21. Lo sacaremos del horno y dejaremos enfriar sobre una rejilla, a temperatura ambiente.
  22. Entretanto, vamos a verter la nata bien fría en un bol hondo.
  23. Batiremos con las varillas eléctricas y cuando esté semimontada, agregaremos el azúcar y seguiremos batiendo (cuidado con batir demasiado ya que se nos puede cortar).
  24. Sabremos que está lista porque volteando el bol, la nata no se caerá.
  25. Cubriremos el cuenco con papel film y lo llevaremos a la nevera hasta que nuestro roscón termine de enfriarse.
  26. Una vez frío, lo cortaremos por la mitad con un cuchillo de sierra (más bien hacia arriba, ya que pesa y podría aplastar la nata).
  27. Transferiremos la nata a una manga pastelera que colocaremos en un vaso alargado para que nos resulte más sencillo.
  28. Rellenaremos el roscón con la nata y colocaremos la parte de arriba.


A disfrutar 🤗🤗




No hay comentarios :

Publicar un comentario