El san jacobo es una delicia tradicional frita y empanada, a medio camino entre un cordon-bleu de Francia, un escalope vienés, un flamenquín cordobés y un cachopo asturiano. Aunque lo más frecuente suele ser elaborarlos a base de un relleno de jamón y queso, en ocasiones, se utiliza también algún tipo de carne, como filetes de pechuga de pollo, lomo de cerdo, pavo o ternera.
La historia más extendida sobre este maravilloso manjar, se encuentra recogida en el libro "La Cocina Masónica", de José Juan Iglesias del Castillo, en el que nos cuenta que el san jacobo guarda una relación directa con el Camino de Santiago, puesto que habitualmente era servido en las posadas y hospederías del lugar, como un plato de lujo, ofrecido a los peregrinos que realizaban alguna proeza. Otras teorías, asociadas también al Camino de Santiago, nos dicen que San Jacobo fue el santo que más cabezas moras cortó, de ahí podría derivar la procedencia de este delicioso plato, cuyo principal ingrediente es la carne de cerdo, que, como sabemos, es un animal que no consumen ni musulmanes ni judíos, por estar prohibido en su religión, al estar considerado como sucio e impuro. Así pues, la persona que degustase un delicioso San Jacobo, demostraba no poseer ni sangre judía ni musulmana. Asimismo, existen versiones que afirman que esta estupenda delicia, podría haber sido una de las consecuencias de la Contrarreforma católica.
Fuera lo que fuera, la realidad es que son riquísimos y deliciosos, hoy día se conocen en muchos lugares del mundo, con sus diferentes variantes, se hacen en un momento y gustan a todo el mundo, especialmente a los más peques de la casa. Para hacer el empanado, he utilizado huevo batido, pan rallado y harina de trigo integral, más que nada porque era la que tenía en casa en ese momento, podéis usar harina de trigo normal sin problema. Para freírlos, me he decantado por el aceite de oliva, pero sería posible cocinarlos en aceite de girasol. Y como relleno, he escogido un jamón cocido de loncha alargada, ni muy gruesa ni demasiado fina, y queso gouda de corte alargado. No obstante, como siempre, podéis elegir cualquier otro queso que os guste y que funda bien, se me ocurre que tienen que quedar muy ricos con gruyer, emmental o cheddar. Incluso, añadiendo, aparte del queso que elijáis, un poquitín de roquefort, están divinos.
Espero que os encante esta receta y os animéis a prepararla. Os dejo, como siempre, el proceso por escrito por si tuvierais alguna duda. Si hacéis alguna de las delicias del blog, podéis enviarme vuestras fotos a mi correo: belenru16@hotmail.com. Los resultados de vuestras creaciones, aparecerán en próximos vídeos. No olvidéis que podéis imprimir ésta y todas las recetas que se publican en el blog, pinchando en el botón "imprimir receta". Muchas gracias por vuestro siempre apoyo y por todos los comentarios amables que me dejáis a través de Youtube.
Un abrazote gigante,
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Tiempo: 20 + 60 minutos Cantidad: 8
País: Francia-España-Suiza Plato: segundo
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Ingredientes
- 16 lonchas de jamón cocido de corte alargado
- 8 lonchas largas de queso gouda, cortadas por la mitad para que nos queden 16 trozos
- 2 huevos camperos
- 4 cucharadas de harina de trigo integral
- 10 cucharadas de pan rallado
- Pimienta negra recién molida al gusto
- ½ vaso de aceite de oliva (125 ml)
- Pizca de sal fina
Preparación
- Echaremos la pizca de sal fina y la pimienta negra recién molida en los huevos.
- Batiremos bien hasta conseguir una mezcla espumosa.
- Colocaremos 2 lonchas de jamón en un plato, de forma que quede una sobre la otra.
- Pondremos 2 mitades de queso a uno de los lados del jamón, cerrándolo como si fuera un libro.
- Repetiremos el proceso con el resto del jamón y del queso.
- Pasaremos nuestros libros de jamón y queso, incluyendo los bordes, por la harina, varias veces y hasta que queden bien cubiertos.
- Los bañaremos en el huevo batido por los dos lados, escurriendo bien el exceso.
- Y por último, también varias vueltas, por el pan rallado hasta que los veamos bien envueltos.
- Taparemos nuestros san jacobos con papel film y los llevaremos a la nevera 1 hora, para que adquieran mejor consistencia y se concentren mejor los sabores. También podéis dejarlos toda la noche y el resultado es todavía más rico.
- Pasado el tiempo, verteremos el aceite de oliva en una sartén a fuego fuerte, la mía tiene 22 cm de diámetro. Sabremos que está caliente porque agregando un poquito de pan rallado, empezarán a salir burbujas.
- Bajaremos el fuego a la mitad y freiremos nuestros san jacobos 2 minutos por cada lado o hasta que estén dorados.
- Una vez conseguido, los escurriremos bien y los llevaremos a un plato con papel absorbente para eliminar el excedente de aceite.
A disfrutar 🤗🤗
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