Ya se va notando el fresquito, el cuerpo va pidiendo comidas calentitas para entrar en calor y los alimentos típicos de esta época del año tan especial, van asomándose poco a poco por las secciones de los mercados y supermercados de diferentes lugares: setas, castañas, caquis, boniatos y, por supuesto, nuestras queridísimas calabazas. Y lo mejor de todo, es que podemos disfrutar de estos maravillosos regalos, que nos ofrece la naturaleza, en la cocina, experimentando con ellos y preparando apetecibles y deliciosas recetas.
Este año, estoy aprovechando bastante la temporada de calabazas. Llevo algunas semanas, haciendo esta sopita cremosa y sabrosa, que os propongo hoy, en la que nuestra protagonista principal es esta fruta de temporada, tan apreciada cuando termina el verano y comienza a sentirse el frío del otoño. De todas las variedades, que encontramos en los comercios, mi preferida es la calabaza Moscada de Provenza; de piel gruesa, forma aplanada, carne anaranjada, ligero aroma a castaña y originaria, como su propio nombre indica, de la Provenza, en el sur de Francia. Por aquí abajo, os dejaré fotillo para que veáis qué aspecto tiene. Se suelen ver mucho en otoño-invierno en las fruterías, sin embargo, si, por el motivo que fuera, no lograseis localizarla en las ciudades en las que vivís, podéis optar por cualquier otro tipo de calabaza que os guste. No obstante, en mi humilde opinión, ésta es la mejor para preparar bizcochos, sopas cremosas, como la de hoy, y rellenos para tartas, como la que os mostré en el post anterior. Lo ideal sería poder comprarla entera, pelarla, partirla en trocitos e irla cocinando poco a poco. Al ser una variedad de invierno, podéis congelarla cruda, eso sí, antes de hacerlo, hay que pelarla y cortarla en cubitos; los depositáis en un tupper, sin cargarlo demasiado, cerráis bien y directo al congelador. Puede duraros entre 10 y 12 meses. Como he estado consumiendo mucha calabaza, a lo largo de todo este mes, no me ha hecho falta congelarla, simplemente la he ido cortando en porciones medianas, las he envuelto en film transparente, con cáscara y todo, y a la nevera. Suele durar bastante, si la tenéis bien tapada.
Las cremas de calabazas, frías o calientes, son muy populares en Estados Unidos, especialmente en este período del año, destacando, en todo su esplendor, como uno de los platos estrella que se sirven en la cena de Acción de Gracias. Asimismo, se convirtió en una comida básica en los campos de prisioneros de guerra en el Norte de Vietnam, durante la Guerra de Vietnam.
La sopa que hoy os enseño es muy saludable. Mi idea era cocinarla sin usar ningún producto de origen animal. A pesar de ello, tengo que confesar que en la decoración no pude resistirme a coronarla con unos trocitos de jamón serrano y huevo cocido, bien picaditos, ya que me encanta como casan estos dos ingredientes con nuestra gustosa crema de calabaza.
Espero que os guste mucho esta cremita en la que nuestra estrella absoluta vuelve a ser la calabaza. Igualmente, es perfecta para entrar en calor en días en los que el fresquito se va haciendo cada vez más visible. Os dejo, como siempre, con el proceso escrito, por si tuvierais alguna duda. No olvidéis que podéis imprimir ésta y todas las recetas que se publican en el blog, pinchando en el botón "imprimir receta". Muchas gracias por vuestro siempre apoyo y por todos los comentarios amables que me dejáis a través de Youtube.
Un besazo gigante,
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País: inspiración Estados Unidos Plato: primero
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Ingredientes
- 600 gramos de calabaza cruda, sin cáscara y cortada en cubitos
- 1 zanahoria limpia, pelada y cortada en cubitos
- La parte blanca de un puerro limpio y picadito
- 2 dientes de ajo pelados, limpios y picaditos
- 3 vasos de agua (750 mililitros)
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- La punta de una cucharadita de nuez moscada molida
- ¼ de cucharadita de pimienta negra molida
- 1 cucharadita de sal marina
Preparación
- En una cazuela a fuego fuerte, verteremos el aceite de oliva.
- Una vez caliente, bajaremos el fuego a la mitad y agregaremos los ajos y el puerro.
- Sofreiremos unos 3 minutos.
- Pasado el tiempo, incorporaremos la zanahoria, la calabaza, la sal, la pimienta negra y la nuez moscada.
- Sofreiremos 3 minutos más.
- Verteremos el agua, subiremos el fuego al máximo y esperaremos a llegar a ebullición.
- Una vez conseguido, bajaremos el fuego a la mitad, cubriremos con una tapadera y dejaremos cocinar entre 10-15 minutos o hasta que la calabaza y la zanahoria estén bien blanditas.
- Retiraremos y dejaremos enfriar unos minutos.
- Trituraremos todo bien con ayuda de una batidora.
- Probaremos y rectificaremos de sal hasta dejar la cremita a nuestro gusto.
- Calentaremos de nuevo y serviremos.
- Decoraremos al gusto: en mi caso, estoy utilizando huevo cocido, jamón serrano picadito y unas hojas de perejil fresco.
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